Sorpresa del termostato: los científicos dicen que los adultos mayores duermen mejor a esta temperatura

Sep 01, 2023

BOSTON— Cuando se trata de un sueño reparador y rejuvenecedor, a los adultos mayores les gusta el calor (pero no demasiado). Investigadores del Hebrew Seniorlife Hinda y Arthur Marcus Institute for Aging Research indican que los adultos mayores pueden dormir lo mejor posible en un dormitorio con una temperatura ambiente que oscila entre 68 y 77° Fahrenheit.

Mientras tanto, cualquier temperatura más alta que eso parece afectar el sueño de manera negativa. Se produjo una caída del cinco al 10 por ciento en la eficiencia del sueño cuando las temperaturas nocturnas aumentaron de 77°F a 86°F. Los autores del estudio añaden que su investigación también reveló diferencias significativas en la temperatura óptima del dormitorio de una persona a otra. En otras palabras, si bien estos hallazgos apuntan a tendencias más amplias en general, todavía hay muchas diferencias individuales cuando llega el momento de configurar el termostato del dormitorio.

"Estos resultados resaltan el potencial de mejorar la calidad del sueño en los adultos mayores al optimizar los ambientes térmicos del hogar y enfatizar la importancia de los ajustes de temperatura personalizados según las necesidades y circunstancias individuales", dice el investigador principal Amir Baniassadi, PhD, Hinda and Arthur Marcus Institute for Aging Research. en Hebrew SeniorLife y la Facultad de Medicina de Harvard, en un comunicado de prensa.

"Además, el estudio subraya el impacto potencial del cambio climático en la calidad del sueño en los adultos mayores, particularmente aquellos con un nivel socioeconómico más bajo, y apoya el aumento de su capacidad de adaptación a medida que aumentan las temperaturas nocturnas en las ciudades de todo el país".

Este proyecto de observación examinó la asociación entre las temperaturas nocturnas en los dormitorios y la calidad del sueño entre un grupo de adultos mayores que viven en la comunidad. Utilizando monitores de sueño portátiles y sensores ambientales, los autores del estudio pudieron realizar un seguimiento de la duración, la eficiencia y la inquietud del sueño durante un período prolongado dentro de los hogares de los participantes.

Además, mientras todo eso sucedía, los investigadores también pudieron controlar posibles factores de confusión y covariables. En total, el estudio abarcó cerca de 11.000 noches de sueño y datos ambientales de 50 adultos mayores.

Dejando a un lado la temperatura, a menudo es difícil para los adultos mayores descansar bien por la noche. A medida que envejecemos, es común lidiar con más frecuencia con patrones de sueño alterados, inadecuados o inquietos. Esto, por supuesto, puede eventualmente conducir a muchos resultados negativos para la salud y el bienestar relacionados con la función cognitiva y física, el estado de ánimo y los afectos, la irritabilidad y la reacción al estrés, la productividad, el control de la diabetes y el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

A pesar de que existe mucha evidencia que sugiere que el ambiente del dormitorio puede ser muy influyente, la mayoría de las investigaciones realizadas sobre el tema del sueño deficiente entre los adultos mayores se han centrado principalmente en los factores fisiológicos y conductuales. En consecuencia, si bien en los últimos años han surgido una serie de intervenciones médicas y conductuales para ayudar a fomentar mejores resultados del sueño, el potencial de las intervenciones ambientales sigue en gran medida pasado por alto.

Estos descuidos motivaron a los investigadores a realizar este trabajo. En el futuro, el equipo planea continuar esta línea de investigación centrándose en la posible influencia del cambio climático en la calidad del sueño entre los adultos mayores de bajos ingresos, con la esperanza de desarrollar intervenciones para optimizar sus entornos de sueño.

El estudio se publica en Science of The Total Environment.

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